Los Cuatro Acuerdos por Don Miguel Ruiz

Los Cuatro Acuerdos por Don Miguel Ruiz 

Reseña

Te has imaginado vivir en un mundo sin bruma. Don Miguel Ruiz sí.
Es muy importante la introducción debido a que hay vienen palabras que ocupaban los antiguos toltecas y se irán desarrollando a lo largo del libro.
Este libro habla de cómo recuperar nuestra identidad. Como nos fue arrebata cuando éramos niños.

Los toltecas eran una civilización que vivían en Teotihuacán. Los toltecas que enseñaban este conocimiento se les consideraba naguales o chamanes.Los toltecas eran considerados como científicos, personas de conocimiento y artistas.  Los maestros que son los naguales, se vieron forzados a ocultar su conocimiento debido a la conquista española y por el mal uso que le daban algunos de sus aprendices. Los toltecas afirman que todo está hecho de luz, y el espacio oscuro que está en el universo no está vacío.

El sueño del planeta está conformado por millones de sueños más pequeños, cuando nacemos ya existía ese sueño. La mente está diseñada para soñar todo el tiempo, las 24 horas del día, tanto cuando estamos despiertos y cuando estamos dormidos, la diferencia es que, cuando estamos despiertos tenemos un marco lineal que nos permite ver la realidad tal como es.

La mente tiene la capacidad de preguntarse y contestarse ella misma. Esa voz que aparece en nuestra cabeza cuando estamos leyendo o cuando nos levantamos y nos decimos a nosotros mismos "¿cómo me voy a vestir para ir a mi trabajo?", o bien, cuando tenemos algún problema con alguien y nos decimos!” ¡Pero le voy a decir tal cosa!" etc. Esas voces en nuestra cabeza los toltecas los llamaron dioses. Científicamente conocido como comunicación intrapersonal.

Un acuerdo es lo que entendemos por algo. Por ejemplo, todos estamos de acuerdo en lo que significa la palabra hombre o mujer. La forma en la que aprendemos esos acuerdos es por medio de la atención. La atención es la manera en la que nuestras mentes se conectan, estableciendo un vínculo con otras personas, para así poder aprender algo. Todos esos acuerdos juntos forman nuestro sistema de creencias.

Nuestros padres nos crían al igual que un animal, a base de premios y castigos. Captan nuestra atención para enseñarnos lo que ellos quieren. Puesto que más nos iban a enseñar si es todo lo que ellos saben. Cuando nacemos no tuvimos la oportunidad de elegir religión, nombre, etc. sin embargo estuvimos de acuerdo con todo ello. Cuando hacíamos lo que ellos querían somos niños buenos o niñas buenas y cuando no hacíamos lo que ellos querían nos dicen eres niño malo o niña mala. Después por miedo a no recibir premio o a ser castigados comenzamos a ser lo que no somos, perdiendo nuestra esencia, con el fin de complacer a los demás, fingiendo lo que no somos para ser aceptados por nuestros padres, familia, amigos, grupos sociales, nuestra sociedad, etc. En pocas palabras poniéndonos mascaras sociales. Lo que los toltecas llamaron bruma.

La bruma es lo que los toltecas llamaron a ese humo que está enfrente de nosotros que nos impide ver la realidad, lo que realmente somos. Y la bruma de todo el planeta los toltecas le llamaron mitote, la india le llamo maya que significa ilusión.
Nuestra mente está gobernada por un juez, una víctima y un sistema de creencias. Un juez que nos castiga cuando irrumpimos nuestro sistema de creencias y una víctima que recibe todo lo que el juez dice.

Nuestros padres nos domesticaron tan bien que ya no necesitamos que nadie nos castigue nosotros ya nos auto-domesticamos. Que es bueno, que es malo, el ideal de belleza. Pero quien nos dice que no somos ya perfectos. El juez.

Hay algo en nuestra mente que juzga a todo y a todos. Cuando cometemos un error el juez nos lo hace saber y pagarlo una y otra vez. Acaso es eso juzgo. Y las personas que nos rodean nos lo hacen saber también, dependiendo de su estado de ánimo. Tirándonos todo su veneno emocional.

Si comparamos el infierno con cualquier religión, quien nos dice que no vivimos ya en el infierno. La religión nos dice que es un lugar de miedo y quema. Comparándolo con la realidad, vivimos en un mundo de bruma, corrupción, guerra, secuestros, genocidio, asesinos, etc. Y día a día los unos a los otros nos lastimamos diciendo cosas hirientes a otras personas, dependiendo de nuestro estado de ánimo. Lo que los toltecas lo llamaron veneno emocional y magos negros.

Cuando éramos pequeños veíamos a nuestros padres chismorrear con otras personas, y nosotros pensamos que estaba bien. Que era la manera correcta de comunicarse con otras personas.

El 95 por ciento de las creencias que hemos almacenado en nuestra mente no son más que mentiras, y si sufrimos es porque creemos en todas ellas.
El primer acuerdo nos habla de ser impecable con nuestras palabras utilizarlas en dirección del amor y la verdad, al igual que una espada, es un arma de doble filo puede estar dirigida al odio, celos y rabia. Ser impecable con tus palabras es no chismorrear con otras con otras personas, decir solo lo que quieres decir, hablar con integridad.

El ser impecable con tus palabras es el mayor poder que tiene el ser humano. Díganme que otro animal puede hacerlo.
Recordemos como con solo el poder de las palabras un hombre en Alemania manipulo a un país entero, sembrando semillas de odio y miedo. Causo una era de genocidio, y guerra. Las palabras de Hitler serán recordadas durante siglos.
Ser impecable significa sin pecado. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte.
La única manera de remplazar los acuerdos erróneos es através de la aceptación de otro nuevo que se base en la verdad. La misma energía que ocupaste para crearlo te será devuelta.

La impecabilidad de nuestras palabras es el acuerdo más poderoso que tenemos, solo la verdad nos salvara, es importante que sepamos el significado que tienen nuestras palabras y lo que hacen.

El segundo acuerdo es no tomarse nada personalmente, cuando te tomas las cosas personalmente sufres por nada, nada de lo que los demás hagan es por ti. Lo que los demás hacen es una proyección de su propia realidad, de su propio sueño. Cuando eres inmune a las opiniones y acciones de los demás, no serás víctima de sufrimiento innecesario.

Ni siquiera las opiniones que tienes sobre ti mismo son necesariamente verdad; por consiguiente, no tienes la menor necesidad de tomarte cualquier cosa que oigas en tu propia mente personalmente. Tenemos la opción de creer o no las voces que oímos en nuestra mente, del mismo que decidimos que creer y que acuerdos tomar en el sueño del planeta.

Los seres humanos somos adictos al sufrimiento en distintos niveles y distintos grados, nos apoyamos los unos a los otros para mantener esta adicción. Si encontramos una persona que nos lastime más de lo necesario seguramente nos alejemos de ella, de lo contrario permaneceremos con ella toda la vida. El grado de dolor que toleramos es el mismo que nosotros nos permitimos.

Una gran cantidad de libertad surge cuando no nos tomamos nada personalmente.
El tercer acuerdo no hagas suposiciones. Tener el valor de preguntar y expresar abiertamente tu opinión. Comunicarte con la máxima claridad que puedas para evitar malentendidos, tristeza y dramas.

Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento. Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer.
La manera de evitar suposiciones es preguntar asegúrate de que las cosas queden claras.

El cuarto acuerdo nos habla de hacer siempre lo máximo que puedas. Lo máximo que puedas cambiará constantemente, será distinto cuando estés sano que cuando estés enfermo. Bajo cualquier circunstancia hacer siempre lo máximo que puedas, así evitaremos juicios, abusar de nosotros mismos y reproches.

Si intentamos esforzarnos demasiado para hacer más de lo que podemos, gastaremos más energía de la necesaria, y al final tu rendimiento no será suficiente. Cuando te excedes agotas tu cuerpo y vas contra ti. Por otro lado, si haces menos de lo que puedes hacer, te sometes a ti mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches.

Hacer lo máximo que puedes, actúas. Hacer lo máximo que puedas significa actuar porque amas hacerlo, no porque esperas una recompensa. Hacer lo máximo que puedas porque quieres hacerlo, no porque tengas que hacerlo, ni por complacer al juez o la los demás.
Si vives en el sueño del pasado, no disfrutas de lo que sucede en el momento presente, porque siempre deseas que sea distinto.

Si eres impecable con tus palabras, no te tomas nada personalmente, no haces suposiciones y siempre haces lo máximo que puedas, tu vida será maravillosa. Si rompes algún acuerdo, empieza de nuevo mañana y de nuevo el día siguiente.
Alcanzar la maestría de la transformación cambiando los acuerdos que se basan en el miedo y te hacen sufrir y reprogramando tu propia mente a tu manera. El perdón es la única manera de sanarnos. Podemos elegir perdonar porque sentimos compasión con nosotros mismos. La resurrección es convertirse otra vez en niño, ser salvaje y libre, pero con una diferencia. En lugar de inocencia, tenemos libertad con sabirudia.

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